El amor de Erika Ewald, de Stefan Zweig (Acantilado, 2011)

Con obras como El amor de Erika Ewald Stefan Zweig demuestra por qué es uno de los mejores escritores del siglo XX. Editada por Acantilado (2011), cayó en mis manos el pasado viernes y ese mismo día acabé de leerla en el autobús de camino a casa (para mi sorpresa y agrado, esta vez fue un viaje tranquilo). Sólo había leído de este escritor Momentos estelares de la Humanidad, obras muy diferentes tanto en la forma como en el mensaje.

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Publicada en 1904, El amor de Erika Ewald se trata de un relato corto, una de las primeras novelas escritas por el maestro austriaco. Por aquel entonces, Zweig, que tenía 23 años y había terminado sus estudios de filosofía, ya se codeaba con la vanguardia cultural vienesa.

Apenas 112 páginas en las que sólo un hombre con una enorme sensibilidad y percepción por lo que acontece a su alrededor, capaz de elegir la palabra precisa en el momento necesario, puede hablar de amor como lo hace Stefan Zweig.

Porque hablar de amor, sin traspasar la delgada línea de la cursilería y los siempre tan odiosos tópicos, no es en absoluto tarea sencilla. En Erika Ewald se narra un episodio de la vida de una joven vienesa, soltera, soñadora, con brillantes dotes artísticas y con un futuro prometedor en su carrera como pianista. Toda su vida rebosa paz y quietud hasta que, llegado un momento, aparece en su camino de rosas un virtuoso del violín.

De mostrar indiferencia en su relación con él, limitada al ámbito profesional, Erika comienza a sentir una curiosa atracción hacia ese hombre; no una simple atracción física y sexual (tan llanamente común en la mayoría de los relatos de amor de nuestros días), sino una atracción de alguna forma mágica, en tanto que lo más que siente hacia él es una placidez cada vez mayor. Zweig construye increíblemente la psicología de Erika Ewald como si nosotros mismos estuviéramos a su lado, como acompañantes y testigos dolientes de sus razonamientos y de su inocente actitud.

Hay horas vacías, insustanciales, que esconden en sí el destino. Surgen indiferentes como oscuras nubes que aparecen para perderse de nuevo, pero se mantienen ahí, tenaces y obstinadas (pp. 59-60)

Zweig deja caer con asombrosa sutileza que aquello que llaman amor no tiene frenos una vez puesto en marcha y que la noción del tiempo en ese lapso se volatiliza (desde que dos personas comienzan a sentir atracción entre sí hasta el momento de la «resolución»). Todo, por supuesto, sin ser ellos mismos conscientes (al menos no en su totalidad) de en qué “trampa” se están metiendo y cómo demonios van a salir de ella. Situaciones emocionales que rezuman paz y felicidad pero que, por suerte (o desgracia), tienen un fin. Un fin que no es otro que el de la necesaria estabilidad.

Salvando la distancia, me ha recordado por momentos a la primera parte de Voces de Chernóbil de la reciente premio Nobel Svetlana Alexievich en la que se describe no el posible comienzo de una relación de amor, sino el trágico final de los finales (la muerte). Si queréis leer, por fin, una obra que hable de amor sin absurdos tópicos y de forma seria, reservad una tarde y leed El amor de Erika Ewald.

2 comentarios en “El amor de Erika Ewald, de Stefan Zweig (Acantilado, 2011)

  1. Me gustan esos libros que hablan del amor pero sin llegar a ser cursis.
    En si ya la historia de la protagonista me gusta mucho. A parte de que la historia merece ser leída únicamente por el escritor.
    A veces la historias más cortas son las más profundas y las que nos transmiten más al terminarlas o durante la lectura. Creo que son las mejores.
    Sin duda alguna, este es de los libros que van derechitos a mi wishlist.
    ¡Buena recomendación!
    Te sigo! 😀

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  2. Espero que lo disfrutes, Sonia. A mí me parece un libro muy necesario en la actualidad. Es verdad que el amor a lo largo del tiempo ha sido un concepto cambiante, y hasta cierto punto entiendo que relativo a lo que piense cada uno. No obstante, leyendo este libro yo me pregunto: ¿cuál es el concepto de amor que estamos construyendo en nuestros días? Cuando hoy hablamos de amor, ¿qué queremos decir? Tengo la sensación de que estamos construyendo un concepto de amor bastante pobre y poco original. ¡Gracias por pasarte!

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